Rodillas de acero.

Estirar es importante, calentar los músculos también, pero aún algo ¡más importante es blindar tus puntos débiles!. Descubre los errores más comunes para lesiones. 

El alto volumen al que se ve sometido un triatleta es la principal causa de frecuentes alteraciones como:

  1. Desgaste articular (condromalacia y meniscopatias); generado por continuos impactos sobre las superficies de cartílagos articulares.
  2. Tendinitis rotuliana; suelen aparecer por sobrecargas, sobre todo en terrenos irregulares y pronunciados.

Esguinces y rotura de ligamentos, en casos de torceduras, desequilibrios y caídas (sobre todo en bicicleta).

¿Podemos evitarlo?

Primera regla: más arena, menos asfalto

El mejor ejercicio siempre es la prevención, así que evita en la medida de lo posible la carrera por terrenos excesivamente duros como aceras y asfalto.

Biomecánica de la rodilla

El fémur apoya sobre la tibia y cómo los meniscos permiten una mejor conjunción articular. La rodilla se encuentra asegurada por delante por el potente tendón rotuliano, donde termina el músculo cuádriceps y posteriormente, se encuentran los músculos isquiotibiales y tríceps sural. 

Fortalecer los músculos de la rodilla. La rodilla en sí no tiene músculos, pero está sujeta, estabilizada y guiada por los músculos que se insertan en esta articulación para que los tendones de inserción y las fascias refuercen la cápsula articular asegurando la integridad de la articulación en caso de gestos agresivos. Por eso una musculatura bien acondicionada, será capaz de recibir los impactos y cargas sin problema alguno, liberando a las superficies articulares de gran parte del estrés recibido por la zancada de la carrera.