5 lesiones que más sufren los triatletas

¿Cuáles de éstas has sentido en carne propia? 

 

 

Si has decidido debutar en el mundo del triatlón, debes saber que así como te brinda magníficas satisfacciones también tenemos que lidiar con fastidiosas lesiones que nos pueden dejar fuera de combate semanas enteras, dependiendo de qué tan obediente seas con las ordenes de tu médico.

 

La mejor manera de evitar cualquiera de las siguientes lesiones en sus futuras competencias es tener constancia de ellas y en caso de que ya hayas sido víctima de alguna  sigue al pie de la letra los consejos de recuperación, así como ajustes de entrenamiento.

 

1. Hombro del nadador 

Tendinitis de los músculos del hombro describe  muchos tipos de problemas en el hombro, como distensiones, tirones y tendinitis, la tendinitis de los músculos del hombro está causada frecuentemente por ejercicios en la piscina, que son demasiados en número o demasiado duros, un desequilibrio en esos músculos, o una técnica de brazada deficiente.

 

2. Disfunción de la articulación sacroiliaca

La articulación sacroiliaca es aquella que conecta la espalda y la cadera. A diferencia de otra articulaciones rodeadas por un músculos, esta se apoya predominantemente en los ligamentos. Cuando estos ligamentos se irritan.

 

3. Síndrome de la cintilla iliotibial

La cintilla iliotibial está localizada en el lado externo del muslo, desde la cadera hasta la rodilla. Afectando tanto a los corredores a pie como a los ciclistas, el síndrome de la cintilla iliotibial es una inflamación causada por los tendones de la misma que rozan contra el hueso exterior de la rodilla.

 

4. La tendinitis del talón de Aquiles 

Esta dolencia  puede ser causada por superpronación o por el acortamiento de las pantorrillas por correr en pendientes excesivas o por sobrecarga. El dolor se localiza con tirantez general en el área del tobillo. Otra señal segura es un dolor intenso cuando se camina sobre la planta o los dedos del pie.

 

5. Fascitis plantar

Es causada por sobrecargas, desequilibrios del pie, o por correr sobre superficies duras o con zapatillas gastadas. Todo esto puede causar un sobreestiramiento y tensión en el ligamento con el resultado de diminutos desgarros que conducen a la inflamación.