Frodeno, el rey del viento

Del oro olímpico al cetro en Kona

 

 

La reciente edición del Campeonato Mundial en Kona nos presentó un nuevo campeón del mundo Ironman capaz de representar como nadie los valores del triatlón y de la alta competencia en nuestra disciplina, su nombre es Jan Frodeno, fruto de mezclas de culturas, tendencias y sensaciones.

 

Detrás del campeón olímpico, y ahora ganador de la corona hawaiana, hay también una persona simpática, profesional, extrovertida e inteligente y muy centrado en su meta. Frodeno es grande, no sólo por su altura, sino por su desempeño  en el triatlón y por los títulos que le acreditan como uno de los mejores triatletas del momento.

 

Representa fielmente el triunfo de la constancia, sin duda su recital en Kona es digno de admiración. Soportó la presión de favorito como sólo lo hacen quienes han sido llamados por el talento. Lejos de las distracciones días previos a la competencia sólo se dejó ver en los entrenamientos.

 

Gestionó sus fuerzas en carrera, marcó un tiempo en el segmento de natación de 50 minutos y 50 segundos, volando por la colmada T1 de Kona se subió a su nueva bici y con las condiciones climatológicas benévolas en comparación con otras ediciones encendió el motor alemán que tiene por piernas.

 

Apretando los dientes y con una cadencia de vértigo supo racionar sus pedaladas durante los 180 kilómetros que completó en 04:27:27. Cuando subió a su bici logró mantenerse líder en el Ironman más exigente del mundo, además de una bicicleta competitiva y un entrenamiento milimétrico supo estar mentalmente muy fuerte para ser capaz de seguir tu propio ritmo. 

 

Frodeno no dio opción a sus rivales. Al salir de la T2 miró al cielo al comenzar el maratón, y zancada tras zancada, sorbo de agua tras sorbo de agua fue cimentando los 42 kilómetros que tardó en completar  2:52:21 con una solidez innata.