Gwen Jorgensen deja el triatlón por el maratón.

Buscará la medalla de oro en Tokio 2020. 

El mundo del triatlón despertó hoy con esta impresionante noticia: la campeona olímpica y múltiple campeona mundial de triatlón de distancia estándar, deja el deporte justo después de haber llegado a lo más alto de este, y además, después de ser madre. Es una decisión que, por declaraciones de la atleta, se llevaba madurando desde hace cuatro años, y que le permite buscar otro de sus sueños: la medalla dorada de los 42.125 kilómetros. La estadounidense, además, ha mencionado que desea ganar el oro en Tokio, y no en los juegos de 2024, dejando todo en un solo ciclo olímpico. 

El anuncio.

La información se supo vía Instagram (abajo les dejamos el video). La atleta nos dice lo siguiente:

«Podríamos decir que mucho ha cambiado desde 2016. Tenemos una nueva casa, en una nueva ciudad. Logré mi sueño de ganar y ser la mejor en el mundo. Conseguí mi más grande ilusión y tuve mi primer bebé – mi hermoso Stanley. Dar a luz fue increíble, pero también muy difícil. Mi cuerpo necesitaba tiempo para sanar. Siempre supe que regresaría. Ser una mamá trabajadora. El tendrá un babero, y yo tendré un dorsal (juego de palabras, ya que babero y dorsal se escriben «bib» en inglés). Sabía que entrenaría de nuevo este cuerpo, que regresaría esta sensación de trabajo y de logro. Volver a intentar ser la mejor. Quiero todo eso, de nuevo. Excepto que lo quiero nuevo. Quiero regresar, pero a una escena en la que nunca he estado. Hola maratón, encantada de conocerte. Mi nombre es Gwen Jorgensen».

 

 

Maratón de Nueva York. 

Gwen compitió en el maratón de Nueva York del año pasado, logrando un registro de 02:41:01. Le valió para un puesto 14, nada malo para un debut en la distancia (y además, ¡en qué evento!), más es un lugar con el que la americana se sintió un poco decepcionada. Esto lo realizó con solo dos meses de entrenamiento específico, además de que este tiempo fue inmediato a los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, en los que se coronó con relativa facilidad ante todas las demás competidoras, que no vieron de ella más que las espaldas.  

Posterior al maratón, Gwen Jorgensen se mudó, junto con su marido, a Portland, Oregon. Portland es casa de muchos atletas olímpicos del equipo estadounidense, y la atleta ha manifestado que requiere de un equipo de corredores de su nivel (o mayor a este), para preparar un asalto exitoso a la medalla dorada.