Road to recovery

En 2015 sufrí un accidente en mi bicicleta que me provocó una ruptura de ligamento cruzado anterior y del menisco media de la rodilla izquierda. Muchos pensarían que mis días en la bici habían acabado. Hoy les cuento el camino a la recuperación.

Al practicar un “superman” (truco en e que cuando estás en el aire extiendes las piernas hacia atrás mientras tomas el asiento con una mano), algo salió mal al impactar con el suelo escuche y sentí como mi rodilla tronaba fuertemente, de inmediato supe que algo no andaba bien. Fui de urgencia al hospital y los resultados de la resonancia magnética mostraron una clara lesión en ligamento y menisco, después de ocho meses de arrastrar este problema mi doctor me dijo que no había otra solución que someterme a una cirugía arcostrópica. Entre el Quirófano y dos horas después, el ligamento y el menisco estaban reparados. La cirugía no me daba miedo fue muy rápida y no sentí dolor lo que me asustaba era lo que vendría la rehabilitación. Según los médicos la recuperación duraría de 6 a 8 meses durante este tiempo me sometería a terapias físicas para lograr la movilidad t fuerza necesarias para regresar a la bici.

DESPUES DE 8 SEMANAS COMIENZAN LAS TERAPIAS

Empece con diez sesiones antiinflamatorias, en las que me aplicaban electroterapias, ultra sonido y lasser directamente en la rodilla, además de masajes y ejercicios de manióulación para sensibilizar y dar más flexión a mi ligamento. Esto era dos veces por semana pero dado que mi progreso iba lento, comencé a tomar las terapias de lunes a jueves. Concluidas las primeras diez el edema (la inflamación) de mi rodilla había disminuido, lo que significaba que era momento de trabajar con la flexión y extensión, y posteriormente fortalecerla. 

Las sesiones consistían ahora en ejercicios de fiexión y estiramientos. Para esto, mi terapeuta tomaba mi pierna, yo estaba boca abajo y la doblaba lo más que podía aguantar. El ligamento nuevo estaba tieso y duro, por lo que necesitaba aflojarlo poco a poco los estiramientos también eran un tormento, podía sentir mi menisco pellizcándose cuando estiraba la pierna sin embargo, con el tiempo fue disminuyendo ese martirio. También realizaba ejercicios con mi propia fuerza y movimientos. Doblar la pierna, levantarla, llevarla hacia un lado, estirarla y demás movimientos, lo realicé durante varias sesiones. Siempre al terminar una, mi terapeuta aplicaba una compresa caliente en mi rodilla, y otras veces me ponía hielo dependiendo de los ejercicios que había hecho así estuve por tres semanas. 

Después de la cuarta el proceso era impresionante tenía más fuerza, estabilidad y flexibilidad. La terapia daba frutos, estaba muy motivado y la recuperación iba a buen ritmo. Una parte importante eran las sesiones en el tanque terapéutico. 

Una tina de agua a treinta y ocho grados, más o menos. Su función es la de permitir que te muevas más libremente y ligero, además de estar más flexible por el agua caliente. Los ejercicios que hacía en el mismo eran sentadillas, correr en mi lugar, caminar lateralmente hacia adelante y hacia atrás, pero lo más destacable era que este recipiente cuenta con un sistema de turbinas que provoca que el agua tenga una corriente muy fuerte de un lado a otro, que aplica resistencia. Esto incrementaba mi fuerza sin riesgo de lastimarme. Cuando por fin mi pierna comenzó a recuperar el músculo perdido, aumentó el nivel en mis ejercicios. Comencé a usar aparatos en el gimnasio, como la elíptica, la caminadora y la bici fija. Diez minutos en cada uno servían de calentamiento y ejercicios cardiovasculares. Al terminar, seguía fuerza y equilibrio. Uno era hacer sentadillas con una bola en mi espalda recargado en la pared, eventualmente, deje de usarla hasta que logre hacer sentadillas sin ayuda. 

Levantar peso a mi pierna, subir escaleras, reliazar desplantes y demás ejercicios me sirvió para fortalecer la extremidad, al principio era muy complicado efectuar estos ejercicios, me frustraba y eso provocaba que me cansara más rápido, pero si algo debes tener en mente en un proceso como este, es que requieres de mucha paciencia. Después de dos meses de terapia los resultados eran impresionantes por fin podía correr otra vez tras un año de no tener fuerza para hacerlo. El dolor era muy leve comparado con el principio. Lo más importante para mi era que finalmente podía subirme a mi bici, pasaron cuatro meses de mi operación para que pedalear otra vez, a pesar de que el tiempo era estimado era de 6 a 8 meses.