¡no seas cerdo!

Sé limpio y respetuoso en la alberca.

 

Uno de los hábitos más necesarios e imprescindibles a la hora de realizar nuestros entrenamientos de natación es el respeto por las normas de limpieza e higiene. Más aún cuando estamos hablando de lugares en los que el agua es un medio predominante, en el que se pueden contraer y traspasar enfermedades de diversos tipos, pero en especial cutáneas y dermatológicas.

Para evitar ese tipo de situaciones, a continuación les vamos a describir una serie de recomendaciones con las que cuidar nuestro cuerpo y también el de los demás.

  1. Utiliza el material adecuado: Recuerda que a la alberca solo podrás entrar con material acuático (sandalias, bañador, googles,…) y que no podrás hacerlo con ropa de calle.
  2. Protege tus pies: Para evitar el contacto directo con el suelo, utiliza sandalias siempre que no estés en el agua. Así no te expondrás a hongos y demás patógenos.
  3. Dúchate, antes y después: Esencial para que cualquier elemento ajeno al cuerpo que podamos haber agarrado dentro o fuera  del agua desaparezca y no se expanda.
  4. Tus cosas son tuyas: No compartas tus elementos de limpieza (toalla, sandalias,…) con otros usuarios, ya que nunca sabes si estos pueden contagiarte algún tipo de enfermedad cutánea.
  5. Sécate bien los oídos: Otra de las infecciones habituales en la alberca es la otitis. Para evitarla sécate bien los oídos utilizando bastoncillos si es necesario.
  6. Avisa de anomalías: Pon en aviso a los gerentes de la instalación en caso de observar algún tipo de situación poco higiénica. Recuerda que además de protegerte a ti, estás protegiendo a los demás usuarios.

Foto: Thinkstock

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