Explora el firmamento

Una de las actividades más gratificantes y estimulantes que podemos vivir en la naturaleza es contemplar el cielo nocturno.

Nuestro día en la montaña terminó y estamos algo cansados. El cielo rosado se va oscureciendo y todo se vuelve más tranquilo y sereno. Sin embargo, cuando parece haber terminado, en el cielo aparecen algunos puntos brillantes, a veces la luna, y en poco tiempo la naturaleza nos ofrece uno de los tesoros más preciados: el maravilloso cielo nocturno.

¿Cómo orientarse en la noche?

Puesto que la Tierra gira de oeste a este, tenemos la impresión de que todos los astros, incluidos el Sol y los planetas, lo hacen en sentido contrario, es decir, de este a oeste. Es lo que llamamos el movimiento aparente de los astros. De modo que a lo largo de la noche veremos aparecer muchas estrellas por el horizonte del este y ocultarse a otras por el oeste. Sin embargo, en el hemisferio norte existe una excepción, la Estrella Polar o del Norte, que no es la que más brilla, pero sí la única que permanece prácticamente invariable en su posición noche tras noche. La Estrella Polar indica siempre el punto cardinal norte. 

Como ocurre en el resto de la naturaleza, el cielo cambia constantemente. Cada día, la Luna sale 40 minutos más tarde. Los planetas más lentos que la Luna, trazan noche a noche elegantes recorridos entre las estrellas y éstas a su vez se adelantan cuatro minutos en la hora de su salida.

¿Cómo observar a simple vista?

Nada mejor para iniciarse que disfrutar del cielo sin ayuda de otro instrumento que nuestra propia vista. El ojo necesita unos 20 minutos de adaptación a la oscuridad, para así tener la máxima capacidad de distinguir pequeños objetos brillantes en la penumbra. Este proceso lo podemos realizar de modo natural durante el crepúsculo, de modo que al llegar la noche nuestras pupilas ya estén dilatadas, eso sí, se debe tener cuidado con linternas y pantallas de teléfonos que puedan deslumbrarnos y atrasar el proceso.

Los astrónomos se mueven por el cielo utilizando grados, minutos y segundos, como si fuesen la latitud y longitud terrestres. Ésta es la manera de medir las distancias aparentes entre constelaciones.