Entrevista Daniel Gómez

Pretextos hay muchos, inalcanzables pocos…
Suena la alarma, son las 5:30 a.m., es hora de entrenar, ya sea natación, bici manual o silla de ruedas, seis días a la semana entre 18 y 20 horas, con prácticas dobles los fines de semana. ¡Jamás falta a un entrenamiento! Más tarde se prepara para el trabajo y por la noche realiza su rehabilitación física. Debido a su estado, Daniel entrena la parte superior del cuerpo canalizando su fuerza en brazos y sobre todo en hombros, haciendo muy cuidadosas las sesiones de entrenamiento. A pesar de que esto pudiera ser una barrera, Daniel ha sido de las pocas personas en el mundo en completar un 70.3 en su estado. Su entrenador, Iñaki de la Parra, de «Lifesport Coaching», es quien le prepara las rutinas para lograr un máximo desempeño en el campo de batalla.
Estas sesiones incluyen gimnasio, el cual, nos dice Daniel, han tenido que hacerlo menos aburrido y adaptarlo. La sesión incluye trabajo de TRX, balones medicinales y también ejercicios normales de peso libre, aparatos y rehabilitación enfocada en el abdomen y espalda baja.
Entrenar para ganar
Siendo un atleta de 30 años, Daniel demuestra en cada competencia su experiencia y nos platica que sus entrenamientos. En el caso de la bici manual, los lleva a cabo en el Autódromo Hermanos Rodríguez, también en rodillo en su casa y algunos fines de semana sale a carreteras.
Antes del disparo
Desde que alista su maleta empieza la concentración, vigilando que no falte nada y checando cada detalle de su equipo hasta preparar desde días anteriores sus reservas de energía; una semana previa, corta todo ingreso de cafeína y lo reinicia dos o tres días antes para tener “boost” de energía.
Daniel no es de comer hot cakes o pan con crema de cacahuate en las mañanas de competencia, así que normalmente lleva una carga de carbohidratos tres días antes y en la mañana del evento prefiere comer huevos, camote y café express.
¡Rendirse nunca!
Antes de comenzar, repasa una y otra vez toda la logística de las transiciones con su hermano Andrés, que aparte de ser miembro de su equipo, es la persona que lo acompaña a los triatlones y ayuda con todo; también va con él su novia Priscila, quien lo apoya con sus transiciones e impulsa a que nunca deje de luchar.