Dieta cetogénica ¿Se vale?

¿En verdad son tan malas o se pueden utilizar a nuestro favor?

 

Es común que escuchemos que las grasas no son buenas, que hay que evitarlas o que en el triatlón dependemos en mayor proporción del glucógeno.

Uno de los elementos que contribuyen al deterioro de tu rendimiento es la disminución de glucógeno disponible (la pared del maratón, la pájara del ciclista…), pero sabemos que la grasa contiene muchísima energía, porque para quemar esta hamburguesa o este pastel tendríamos que correr por muchos kilómetros. Entonces nos preguntamos ¿por qué el cuerpo no usa esa grasa para salir de «la Pared«?

El cuerpo está acostumbrado a trabajar con el glucógeno en estas intensidades, pero estudios recientes demuestran que también se puede adaptar a otras maneras de funcionar. Un estudio publicado en el European Journal of Sport Science por Jeff Volek y colaboradores, sugiere que con un programa de adaptación a una dieta cetogénica (en la que predominan las grasas y las proteínas, y se disminuye el aporte de carbohidratos) puede adaptar al cuerpo para aprovechar de mejor manera los ácidos grasos acumulados en él.

Las dietas cetogénicas suelen estar poco recomendadas para triatletas, ya que la energía obtenida de estas, en un principio, supone una baja potencia. El estudio antes mencionado explica que, con un periodo de adaptación adecuado (4 semanas) y una dieta específica para cada deportista, el cuerpo puede aprender a depender de las grasas en mayor medida que del glucógeno, y mejorar el rendimiento, ya que las reservas de grasa suelen contener una cantidad de energía que prácticamente podríamos calificar de ilimitada.

De esto rescatamos que no vale satanizar las dietas cetogénicas, pero en el deporte solo funcionan si están supervisadas por un profesional. Te recomendamos visitar a tu nutriólogo si tienes interés en probar cualquier tendencia de alimentación, y hacerlo responsablemente.