¿Cuánto tengo qué pesar?

El peso es importante. Entre más ligero, más rápido.

Voy a quitarme estos kilos de más… ¿Cuántas de estas frases te han pasado por la cabeza?

El peso, en realidad, sí es importante, pero tenemos que verlo con el lente adecuado.
Escuchamos a diario acerca del IMC, de la obesidad, del sobrepeso y de la buena alimentación. Lo cierto es que el IMC es un buen parámetro, pero se trata de una medida de utilidad estadística, para poblaciones como países o comunidades grandes, más que para atletas. Tu cuerpo se compone de diversos tejidos, y entre ellos tienes al músculo y a la grasa. Tal vez conoces a alguien de tu misma estatura, con tu mismo peso, pero con un cuerpo totalmente distinto al tuyo. Tal vez, uno de los dos tiene los músculos marcadísimos, y el otro tiene un poco de pancita, llantitas o similares. La composición corporal de uno y otro es totalmente distinta.

 

Composición corporal
La composición corporal nos dice cuánto de tu cuerpo es grasa, cuánto es músculo, cuánto es hueso… etc. Entre las mejores opciones para medir la composición corporal, aunque poco prácticas, están la resonancia magnética y la tomografía computarizada (Lee et al., 2004). Existen otras opciones, como el análisis por bioimpedancia, o la antropometría, que es clasificada por algunos como la herramienta adecuada para uso en la nutrición deportiva (Peniche et al., 2011). De acuerdo con Peniche, con la antropometría podemos medir lo siguiente:

Pliegues: para conocer la grasa corporal subcutánea.
Perímetros: masa muscular y grasa
Diámetros y longitudes: para conocer la estructura ósea.

 

Con todos estos parámetros, los nutriólogos conocemos cómo se componen los X kilos que pesas. Así, es más fácil hacer adaptaciones de acuerdo al deporte que realizas, y así mejorar tu rendimiento al máximo.

 

Somato…¿qué?

El somatotipo es una clasificación que deriva de cómo se conforman tu estructura ósea, muscular y grasa. Encontramos tres principales, a partir de los cuales se van definiendo combinaciones (Sheldon, 1954). Siguiendo la línea de esta obra, los describiremos en pocas palabras:

 

  1. Endomorfo: con tendencia a acumular grasa y de huesos relativamente más anchos.
  2. Ectomorfo: poca tendencia a acumular grasa y a generar músculo.
  3. Mesomorfo: con medidas promedio, no acumulan tanta grasa, y desarrollan músculo de mayor medida que los dos anteriores.

Muchas veces, el somatotipo puede ayudar a definir para qué eres más apto. Un ejemplo muy claro son los escaladores del ciclismo: suelen ser corredores muy delgados, con un peso muy bajo y que, a primera vista, no diríamos que son los más fuertes. Ellos, con un somatotipo ectomorfo, suelen ganar las etapas de escalada. Los sprinters, por  su parte, suelen ser más robustos, acercándose a un somatotipo mesomorfo, y si bien ganan los sprints, su composición corporal y somatotipo les limitan en las subidas empinadas.
Bolt, por ejemplo, es un atleta muy rápido, pero su somatotipo le limita a ser rápido por unos metros. En un maratón, por ejemplo, su composición corporal y somatotipo, le limitarían muchísimo.

 

Los atletas vienen en todas las formas y tamaños
Ahora bien, que tu cuerpo se componga y distribuya de cierta manera no debe ser una limitante para ti. Es cierto, si eres endomorfo, por más que te esfuerces, será muy difícil conseguir el cuerpo de Haile Gebrselassie o de Usain Bolt. El camino a seguir es buscar llegar a tu mejor composición corporal, de la mano de un nutriólogo, y así, disfrutar del deporte que te apasiona, y no solo de aquellos para los que tal vez serías bueno.
Un punto importante es que, como le digo a mis atletas, te retes a ti mismo, y no a los demás. Todos tenemos nuestros propios retos con nuestro cuerpo y nuestras razones para practicar el deporte que elegimos, y mientras no dejemos de superarlos, no dejaremos de avanzar. Los resultados que buscas, tarde o temprano, llegan si eres disciplinado y el equipo a tu alrededor es el ideal.

 

Peso
Con todo lo anterior, esperamos que te des cuenta que no solo es el peso lo que importa, sino qué es lo que da ese peso al atleta, y por qué es importante analizarlo. Solo con el apoyo de un nutriólogo especializado podrás llegar a alcanzar tu máximo potencial, y creeme, vale la pena.

Lee, S. J., Janssen, I., Heymsfield, S. B., & Ross, R. (2004). Relation between whole-body and regional measures of human skeletal muscle. The American journal of clinical nutrition, 80(5), 1215-1221.

Peniche, C. (2011). Nutrición aplicada al deporte. McGraw Hill Mexico. pp. 198

Sheldon, W. H., Dupetuis, C. W., & MacDermott, E. (1954). Atlas of men, a guide for somatotyping the adult male at all ages. Harper.

Fosbøl, M. Ø., & Zerahn, B. (2015). Contemporary methods of body composition measurement. Clinical physiology and functional imaging, 35(2), 81-97.