A Kona en 12 pasos

Acaba de terminar el Campeonato del Mundo de Ironman en Kona. ¿Te gustaría calificar el año que viene? Entonces sigue estos consejos.

 

José María Fortecello nos contó como consiguió él su calificación para Kona 2013.

PRIMERA PRUEBA SUPERADA

1. Concéntrate en tu cuerpo.  «Comencé a bajar para llegar al muelle, pasé el tapete y al agua, ahí inició mi Ironman. Me crucé lo más rápido que pude al lado izquierdo. Empecé a agarrar buen ritmo, nunca me había pasado, pero iba rebasando gente. ¡Estaba sorprendido! Eso me motivó , pero en la vuelta comencé a sentir algo de cansancio, asi que pensé: ‘estira el cuerpo lo más que puedas'». 

2. Encuentra una referencia.  «Las boyas tenían número, pero sólo iba contando para distraerme. Mi referencia era el puente, sabía que pasándolo me quedaban seis o siete minutos. Lo crucé y sólo esperé que mi reloj, que hacía ruido cada 20 minutos, sonara por tercera vez para saber que llevaba una hora en el agua».

T1 ¡LISTA!

1. Haz checklist mental. «Me quité el speed suit, tomé una botella de agua, le di unos tragos y lo demás me lo eché en el cuerpo. Agarré mi bolsa y con mucha calma coloqué los zapatos, casco, lentes, vaselina y un poco de bloqueador. En la bici revisé que todo estuviera en su lugar. Empecé a pedalear con las pulsaciones un poco altas por el apuro en la transición, que fueron bajando poco a poco». 

SEGUNDA PRUEBA SIN PROBLEMA

1. Prepárate para todo. «En un abastecimiento crucé una vía del tren y mi primera ánfora se cayó. Llegué a otro con muchos baches y la segunda resbaló al suelo, me quedaban dos.  Antes de empezar una subida quise rebasar a un competidor, pero se me cruzó. Tuve que frenar muy duro tratando de controlar la bici y cuando recuperé el dominio, me di cuenta que algo pasaba con ella». 

2. Mantén la calma. «Miré hacia atrás y vi que tenía el disco frenado. Los muslos me empezaban a quemar, por lo que me bajé. No podía mover el rin. Lo saqué y metí varias veces, pero le daba vuelta y se paraba. Me trataba de calmar, pero sentía que llevaba mucho tiempo ahí detenido. Desesperado, cerré el bloqueo con todas mis fuerzas, me subí y ya no rozaba».

3. Corre riesgos calculados. «Empecé a sentir que estaba más caliente el día, saqué mi ánfora para darle un trago, pero al darle la vuelta en la mano ¡se me volvió a caer! Sólo me quedaba una y con casi nada de agua, pero después de 10 minutos encontré otro abastecimiento y me sentí tranquilo otra vez al tener las ánforas de nuevo». 

T2 ¡LISTA!

1. Estimúlate. «Revisé que tuviera todo lo necesario para correr. Al salir del área escuché a la güera (mi esposa) gritarme. Le sonreí y me acerqué para chocarle los puños (nuestra señal). Con la mirada le demostré que me sentí bien». 

TERCERA PRUEBA PARA CERRAR

1. Controla tus emociones. «Empezaron a pasar muchas cosas por mi cabeza: mi güera, mi familia, los entrenamientos, mis amigos, el esfuerzo, es un sentimiento difícil de explicar. No me pude contener y comencé a llorar, no podía parar. Pensé: ‘calma y sigue corriendo, porque falta mucho y te subirán las pulsaciones'». 

2. Atento al clima. «Se sentía la humedad y el calor fuerte. Pasaba cada abastecimiento agarrando todo lo que tuvieran, pero creo que fue una de las claves para correr bien el maratón y resistir el calor».

3. Encuentra un mantra. «En el kilómetro 37 empezó la verdadera crisis del maratón. Me contuve y dos cosas repetí hasta el final: ‘no te pares por ningún motivo’ y ‘no falta ni un kilómetro arriba de cinco para cumplir tu gran sueño’. Sin darme cuenta crucé el 40. ’10 minutos y se acaba esto’, pensé».

4. Disfruta el momento. «Volví a encontrarme a mi güera, se me acercó y corrió a mi lado. Ya a 300 metros de la meta, me dejó solo y gritó: ‘¡Disfrútalo! ¡Te amo!’.  Entré al tapete y regresaron las lágrimas. Al cruzar la meta la busqué, nos abrazamos y lloramos. Terminé en 9:47:11 horas, ¡logrando el tercer lugar!» 

 

5. DEDÍCALO. «Dicen por ahí que para completar un Ironman, tiene que haber un compromiso de familia por todo lo que conlleva. Es así como considero éste como un triunfo de familia. Güera: ¡es de los dos!  Gracias por todo tu apoyo. Definitivamente, no hubiera sido lo mismo sin ti. ¡Te amo! Esta experiencia, además, tiene una dedicación especial a mi papá. Gracias, dondequiera que estés, sé que estuviste presente».